ULTIMO INSTANTE
Un día fue llamado un sacerdote a la cabecera de un moribundo, para que le administrara los sacramentos. El religioso había sido llamado por la familia, y el enfermo, al verle, le preguntó con tono de mofa:
– ¿Existe realmente un más allá?
El sacerdote echó mano a su reloj y respondió:
– Es cuestión de poco tiempo. Cuando esta aguja señale las seis, usted lo sabrá mejor que nosotros.
Y se dispuso a irse. Pero el enfermo lo llamó y se confesó. Antes de que el reloj señalase la hora indicada, el moribundo dejó de existir.
He aquí el valor de una reflexión oportuna, de una invitación a considerar la gravedad de un instante. Con ello es posible salvar el alma de alguien que esté próximo a morir.
Share: