TACTO
De vuelta de África a Europa, en un vapor, un misionero tuvo que sentarse durante la comida junto a una señora vestida muy a la moda, es decir, muy poco vestida. El misionero se sentía violento y meditaba la manera de llamar la atención cortésmente a su compañera de viaje. Al final de la comida sirvieron fruta, y la señora invitó muy amablemente al misionero:
-Padre, mire usted que hermosa manzana. Cójala.
-Gracias, señora. Pero me gustaría más que la comiese usted.
-¿Por qué justamente yo? preguntó la señora.
-Pues… pues…¿Sabe usted? Acaso se repitiese la escena de Eva que consigna la Sagrada Escritura. Seguramente recordará usted el caso… Cuando Eva dio un mordisco a la manzana se le abrieron los ojos y vio que… ¡No estaba vestida!
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