SEPTIEMBRE, MES DE LA BIBLIA
EVANGELIO DE LUCAS.
De los cuatro libros canónicos que narran la “Buena Nueva” = “Evangelio”, traída por Jesucristo, los tres primeros libros, Mateo, Marcos y Lucas, presentan entre si, tales semejanzas, que pueden ponerse en columnas paralelas y abarcarse con “una sola mirada”: de ahí su nombre de “Sinópticos”.
Hoy nos ocupamos de Lucas, que es un escritor de gran talento y un alma delicada.
Posiblemente el nombre de Lucas es una forma abreviada del nombre latino Lucius.De nacimiento fue pagano, procedía de Antioquia de Orontes, Siria (Turquía). Medico de oficio, fue discípulo y compañero de Pablo. No fue discípulo de Jesús.
Posiblemente se convirtió a la fe cristiana cuando, los cristianos perseguidos de Jerusalén y de Cesárea, buscaban refugio fuera de Palestina, llevando consigo el mensaje.
Es el único escritor del nuevo testamento que no es hebreo y escribe en un griego elegante porque se dirige a las comunidades cristianas, formadas por personas cultas, del mundo pagano helenístico, que se interesaban por conocer el cristianismo.
Su símbolo es el Toro (buey), el animal del sacrificio, ya que inicia su relato, con el sacrificio de Zacarías e Isabel, Padres de Juan Bautista.
Tal vez fue en Grecia donde redactó su evangelio, y el libro de los Hechos, que para él, eran las dos mitades de una misma obra, y con toda probabilidad tanto una como la otra, fueron terminadas antes del año 64 o 65.
A partir del año 50, acompañó a Pablo en su segundo y tercer viaje misional, y le sirvió en su arresto hacia Roma.
Lucas indagó el testimonio de los primeros servidores de la palabra, es decir, de los apóstoles. Mas allá de una vez, Lucas fue con Pablo a Jerusalén y a Cesárea, donde las primeras comunidades guardaban los documentos en los cuales se inspiraron los tres primeros evangelios.
Lucas murió en el año 84 DC. En Tebas, Grecia. Lugar de sepelio, Basílica de Santa Justina en Padua, Italia.
Lucas nos presenta su obra en forma de subida a Jerusalén, subrayada, con anotaciones repetidas en la que se ha de ver, más que el recuerdo real de diversos viajes, la insistencia intencionada, en una idea teológica muy del agrado de Lucas:
La ciudad Santa (Jerusalén) es el lugar donde debe tener cumplimiento la salvación; es allí donde ha comenzado el evangelio y donde debe concluir, porque de allí debe partir la evangelización del mundo.
En Lucas se observa la actividad siempre despierta de un escritor que, por medio de pequeños retoques, omisiones o adiciones, sobresale en presentar las cosas de una manera, que le es propia, evitando y atenuando lo que puede herir su sensibilidad o la de sus lectores.
Lucas nos brinda las reacciones y las tendencias de su alma; o mejor dicho, por medio de este instrumento de elección, el Espíritu Santo nos presenta el mensaje evangélico de una forma original y rico en doctrina.
En Lucas encontramos una influencia muy discreta de su maestro Pablo, con las inclinaciones propias de su temperamento, pues le gusta subrayar la misericordia de Jesús con los pecadores, y referir escenas de perdón.
Insiste gustoso en la ternura de Jesús con los humildes y pobres, mientras que los orgullosos y los ricos que disfrutan son severamente tratados.
La justa condena, vendrá después de pacientes plazos de misericordia. Solo que es preciso arrepentirse, renunciarse con la exigencia de un desprendimiento decidido y absoluto, mediante el abandono de las riquezas.
Subraya la necesidad de la oración, mediante el ejemplo que de ella ha dado Jesús.
Finalmente, el Espíritu Santo ocupa un puesto de primer plano que solo Lucas, subraya, junto con una atmosfera de gratitud por los beneficios divinos y alegría espiritual, que enfervoriza el corazón.
Instrumento que nos puede ayudar a leer el evangelio de Lucas:
© Prologo (Lc 1, 1-4)
Presentación de Jesús (Lc1, 5-4, 13)
© Actividad de Jesús en Galilea (Lc 4, 14-9, 50)
Viaje a Jerusalén (Lc 19, 29-21, 38)
© Pasión y Resurrección de Jesús (Lc 22, 1-24, 49)
© Epilogo (Lc 24, 50-53)
Lucas presenta de un modo particular la figura de profeta en Jesús, ya que todo su evangelio está orientado hacia Jerusalén, como lugar.de cumplimiento de la misión profética de Jesús, y al igual que cualquier otro profeta, no puede morir fuera de esta ciudad (Lc 13, 33-34).
Su armonía con la generalidad de los profetas ilumina la misión de Jesús, que debe caminar hacia Jerusalén. De ahí el paralelismo establecido con Moisés, Elías y Juan Bautista, proyectando fuerte luz sobre la figura de Jesús, en orden a la realización de la misión confiada.
En los personajes de Moisés y Elías, se recoge todo el antiguo testamento, la ley y los profetas. Y toda la ley y los profetas están orientados hacia esa realización ultima, como explicó el peregrino de Emaús, a aquellos dos que le acompañaban: “¿no era preciso que el Mesías padeciera esto y entrase a su gloria? Y comenzando por Moisés y todos los profetas, les fue aclarando cuanto a él se refería en todas las escrituras.” (Lc 24, 16-27).
El significado de Jesús profeta, está plenamente en armonía con la estructura general del tercer evangelio. En Jesús, es su cualidad de profeta, la que le hace subir continuamente hacia la ciudad de Jerusalén, para cumplir allí, en toda su totalidad, su misión redentora.
Fuentes: Biblia de Jerusalén; Biblia Latinoamérica; Apuntes Luz María del Carmen Torres Vázquez; Apuntes Instituto Bíblico Católico de León; “El Jesús de los evangelios” José Caba.