RIQUEZAS / CADUCIDAD
Pedía Carlos V vanagloriarse de que «El sol no se pusiera en sus dominios». No obstante, al cabo de cuarenta años de gobierno, he aquí que el potente se retira a un monasterio para meditar sobre la vanidad del las humanas grandezas. En la coronación de un nuevo Papa quemaron delante de él, en una ceremonia simbólica, un pedazo de estopa, diciendo: «Padre Santo, ¡Así pasa la gloria del mundo presente!» Los hombres más célebres desaparecen; se consuman; se consuma en el cementerio la disolución de sus últimos estos humanos, y la mayor parte de la humanidad ignora hasta al nombre de los que se creyeron famosos.
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