PECADO / OCASION DE…
Un labrador, al segar el trigo, cortó por medio a una víbora con la hoz. Y oíd lo que hizo después aquel buen hombre. Satisfecho de su hazaña y con aire de triunfo, la mostraba a los compañeros. ¡Desgraciado de él! Aquella cabeza envenenada, retorciéndose, le mordió en una mano, y el pobrecillo, por aquella mordedura envenenada, murió.
Así acontece al que, después de haberse confesado, sigue en la ocasión de pecar. Cortó la víbora, si, esto es, destruyó el pecado; pero si se pone a jugar con la cabeza de ella, es decir, con la ocasión de pecado, no cabe duda de que le morderá, con peligro de perderse para toda la eternidad.
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