OSCIOCIDAD
Estaba para morir un honrado labrador. Sabiendo que tenía unos hijos poltrones e indolentes, los llamó junto a su lecho y, para obligarlos a trabajar, les dijo: «Os dejo en herencia un campo en el cual está escondido un tesoro. Después de mi muerte, cavad el campo y buscadlo por todas partes».
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