
ORGULLO / CADUCIDAD
Cuando Hitler en 1938 pasó por Florencia, la ciudad fue cubierta de cruces gamadas y de inscripciones encomiástica. Bargellini dijo al cardenal Dalla Costa: -«Vea esto eminencia…» «No tenga miedo, -respondió el cardenal-, la suerte está ya predicha en el salmo 37. «Vi al inicuo enorgullecerse y crecer como un árbol frondoso. Pasé de nuevo y ya no estaba; lo busqué y no lo pude encontrar».
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