ORACION /INCONSTANCIA EN
En una cristiana aldea de Africa, algunos negros, con el fervor de los neófitos, habían buscado un lugar entre la maleza donde, a solas cada uno, poder entregarse tranquilamente a la oración. Uno de ellos descuidó con el tiempo la oración; se echaba de ver en la senda que conducía a su escondrijo en el matorral. Entonces le dijo cierto día un amigo: «Hermano, en tu senda crece la hierba».
Hermano, ¿crece también hierba en tu camino hacia Dios? Si el camino que lleva a Dios se pisa poco, en seguida pulularán las espinas y los cardos de la mundanidad. Sin oración y meditación no hay sentido sobrenatural de la vida; sin oración se seculariza uno.
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