ORACION / CONSTANCIA
Decía el gran músico Liszt que, si pasaba un sólo día sin tocar el piano, lo notaba él; si pasaban dos, lo notaba su esposa: si pasaban tres… lo notaba el público.
Lo mismo sucede al que abandona la oración; si es un sólo día, lo conocerás tú; si pasan dos días, lo conocerán las personas que viven a tu lado: pero si pasan tres, hasta el canario de la jaula y el gato de la cocina se darían cuenta de que ya no eres el mismo.
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