OPTIMISMO
Sócrates decía de su mujer Xantipa: «Me casé con ella, pese a ser tan arisca, porque, si soy capaz de aguantarla, es seguro que podré aguantar ya a quien sea» Mas un día, para no oírla refunfuñar más, salió de su casa y se sentó a la puerta. Irritada, aquella mujer le arrojó por la ventana un barreño de agua. «Debí imaginármelo», comentó plácidamente Sócrates, «después de tantos truenos, la lluvia». I. Señores (J. P. I)
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