MUERTE / VANIDAD DE LO QUE NO SEA DE DIOS
Un sirviente del emperador Carlos V se moría después de muchos años de servir fielmente a su amo. Por haberlo tenido tanto tiempo a su servicio le tenía gran afecto y se dolió de verle por última vez en su vida. Querido amigo, dijo el emperador, me has servido con tanta atención que sólo deseo poder darte algo a cambio. ¿Qué deseas? Estoy presto a concedértelo. ‑Si, respondió el moribundo. ‑¿Qué deseas? Preguntó el emperador. ‑ Dadme un día más de vida, sólo uno. ‑ Soy el más poderoso monarca de la tierra pero eso que me pides no puedo dártelo. El moribundo respondió: «Ahora lamento el haber dedicado tanto tiempo a servir a un rey terrenal y tan poco en honrar a Dios.
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