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Sembrando Esperanza

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LUJURIA

Los que poseen grandes placeres caen en un gran mal, y los antes conquistados los apresan; y cuanto más numerosos y grandes son, tanto más pequeño y siervo de más señores es aquel a quien el vulgo llama feliz (Séneca, De vita beata XIV)

El que persigue el placer pospone a él todas las cosas y lo primero que descuida es su libertad, que sacrifica por el vientre; y no compra los placeres para sí mismo, sino que se vende a los placeres (Séneca, De vita beata XIV)

El que establece una alianza entre el placer y la virtud, aun sin ponerlos en un pie de igualdad, por la fragilidad de uno de los bienes debilita cuanto hay de vigor en el otro (Séneca, Vita beata XV)

«Pero también el alma -se dice- tendrá sus placeres». Téngalos en buena hora, y elíjase el árbitro de la sensualidad y de los placeres… Tanto más desdichada me parecerá por ello, pues tomar lo malo por lo bueno es locura (Séneca De vita beata VI)

El placer, cuando más deleita, se extingue, No tiene mucho espacio, por lo cual pronto lo llena y produce hastío, y se marchita después de los primeros transportes (Séneca De vita beata VII)

Quien es esclavo de su cuerpo, no es verdaderamente libre

(Nemo libert est qui corpori servit) (Séneca)

 

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