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Lecturas del Martes de la 8ª semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1,10-16):

La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas, los que predecían la gracia destinada a vosotros. El Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, les declaraba por anticipado los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría; ellos indagaron para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba el Espíritu. Se les reveló que aquello de que trataban no era para su tiempo, sino para el vuestro. Y ahora se os anuncia por medio de predicadores que os han traído el Evangelio con la fuerza del Espíritu enviado del cielo. Son cosas que los ángeles ansían penetrar. Por eso, estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a la expectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia. El que os llamó es santo; como él, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque dice la Escritura: «Seréis santos, porque yo soy santo.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.3c-4

R/. El Señor da a conocer su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, este es el momento que quiero consagrarte. Abandonado toda distracción y preocupación. Quiero escucharte, quiero donarme a tu amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Dar tu vida a Cristo no es una pérdida de tiempo y no es perder nada, al contrario, todo aquel que se done a Cristo recibe más, porque Cristo nunca se deja ganar en generosidad.

Pedro le recuerda sus sacrificios que él y los apóstoles han hecho, y Jesús no es indiferente a eso, Cristo sabe que renunciar a sus vidas no fue fácil, y por eso le dice que no se quedarán sin recompensa, y que se les dará incluso más de lo que ellos han donado.

No tengamos miedo a donarnos, si sientes que Cristo te está pidiendo algo: renunciar a una mala actitud, cambiar una actitud, dar de tu tiempo de manera más completa y desinteresada por el bien de los demás, ¡no tengas miedo! Él siempre te recompensará mucho más y te llenará tu corazón de felicidad.

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Señor me dono a ti, soy todo tuyo, y dejo todos mis miedos e inseguridades para ponerme a tu servicio, para darte mis seguridades, mis fortalezas, mis alegrías, mi juventud, todo es tuyo Señor, a ti te lo doy.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Decirle al Señor de todo corazón: En tus manos pongo mi vida y me dono completamente a ti, hazme todo tuyo para llevarte conmigo a todas partes.

 

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