Lecturas del Martes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario
Primera lectura
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud. Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos. Si creció el pecado, más desbordante fue la gracia. Y así como reinó el pecado, causando la muerte, as! también, por Jesucristo, nuestro Señor, reinará la gracia, causando una justificación que conduce a la vida eterna.
Palabra de Dios
Salmo
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tú voluntad
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.
«–Como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación. R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús amado, Señor Nuestro, que viniste al mundo, que te quedas con nosotros y que vendrás nuevamente revestido en tu gloria, haz que nuestros corazones desapegados de cualquier atadura terrena, ardan con la esperanza de tu venida. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 35-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os seguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos“.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Señor invita a sus discípulos a tener un corazón que arda en deseos de recibir a su Señor. Más que estar motivados por el miedo, hay que estar motivados por el amor. Porque sólo el amor nos hace libres, sólo el amor transforma, sólo el amor salva. Como un esposo espera en vela el regreso de su amada, así debería esperar nuestra alma el regreso de nuestro Señor.
Dios nuestro Señor nos pide tener la misma actitud de su corazón, pues él mismo espera en vela nuestra llegada, la llegada de sus amigos y discípulos amados.
Solo quién ha entendido propiamente la dinámica del amor será capaz de esperar a su Señor incluso “entrada la noche o de madrugada”.
«Muchas veces Jesús en sus predicaciones nos advierte que debemos ser vigilantes, velar, quedar en espera. En una ocasión, pidió vigilar porque vosotros no conocéis la hora en la que vendrá el hijo del hombre. De hecho, la vigilancia debe ser preparada en función de la venida del Señor. En otras ocasiones Jesús hizo esta misma recomendación subrayando el ‘prepararse»: es el caso de las diez siervas, las prudentes y las que no eran prudentes, no estaban preparadas. Las primeras tenían todo preparado, también el aceite de las lámparas; las segundas estaban allí a la buena, sin pensar estar preparadas. «Vigilad”, por tanto, es la sugerencia de Jesús que otras veces lo hace aconsejando la oración, la vigilancia para no caer en tentación. Por ejemplo, lo dice a sus discípulos en el huerto de los Olivos: ellos se dormían por el miedo y él les aconseja: “rezad y vigilad para no caer en tentación«. (S.S. Francisco, Angelus, 13 de octubre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy dedicaré unos minutos de mi día para pensar, con tranquilidad, en qué aspectos de mi vida mi alma “vela” por miedo o por amor, y pediré al Señor la gracia de que me muestre cómo es que Él “vela” por mí.