Lecturas del Martes de la 12ª semana del Tiempo Ordinario
Primera lectura
Abrán era muy rico en ganado, plata y oro. También Lot, que acompañaba a Abrán, poseía ovejas, vacas y tiendas; de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos. Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abrán y los de Lot. En aquel tiempo cananeos y fereceos ocupaban el país.
Abrán dijo a Lot: «No haya disputas entre nosotros dos, ni entre nuestros pastores, pues somos hermanos. Tienes delante todo el país, sepárate de mí; si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda.»
Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Zear, era de regadío (esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra); parecía un jardín del Señor, o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron los dos hermanos. Abrán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor.
El Señor habló a Abrán, después que Lot se había separado de él: «Desde tu puesto, dirige la mirada hacia el norte, mediodía, levante y poniente. Toda la tierra que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Haré a tus descendientes como el polvo; el que pueda contar el polvo podrá contar a tus descendientes. Anda, pasea el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar.»
Abrán alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar en honor del Señor.
Palabra de Dios
Salmo
R/. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Buenos días, Señor, me pongo en tu presencia; gracias por este día que me das para amarte más y darte gloria. Ayúdame en este momento de oración a estar contigo, entendiendo que eres Tú el único y más importante en mi vida. Eres el que me llenas de paz y el que me fortalece en los momentos de pruebas. Eres el que me llena de alegría siempre.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No den a los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los despedacen.
Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas.
Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por él. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que lo encuentran!”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
«No tengan miedo de ir contracorriente, no miren la vida desde el balcón, sean protagonistas. El ser discípulo-misionero implica ir contracorriente, conlleva entrar por la puerta estrecha, ir a contramano, muchas veces, de todo lo que la sociedad hoy propone, lleno de luces y slogans que hablan de felicidad, pero que solo llevan a una vida sin sentido.
La puerta estrecha es Jesús, y a Él tengo que buscarlo, a Él tengo que escucharlo, a Él tengo que conocerlo, en la oración personal y diaria, en el encuentro con su Palabra, en los rostros y vida de aquellos que están en el camino y por supuesto también en la Eucaristía».
(Homilía de S.S. Francisco, en la Jornada de jóvenes en Brasil).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Señor, ayúdame a darme cuenta que Tú me haces el gran regalo de haber podido conocerte y que, esto, es la gran perla en mi vida que debe brillar para los demás. Ayúdame a ser un discípulo que no tenga miedo a darte a los demás de la manera más sencilla, a través de mi propia vida y ejemplo. Y por último, ayúdame a entender que es a través de los sacramentos donde me nutro de esta fuerza espiritual que hace crecer mi ser misionero.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Rezaré por los más desfavorecidos de este mundo, o quizás por aquella persona que me ha hecho algún mal y que me ha costado perdonar.