Lecturas del Martes 19 Enero de la 2ª semana del Tiempo Ordinario
Primera lectura
HERMANOS:
Dios no es injusto como para olvidarse de vuestro trabajo y del amor que le habéis demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes.
Deseamos que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño hasta el final, para que se cumpla vuestra esperanza; y no seáis indolentes, sino imitad a los que, con fe y perseverancia, consiguen lo prometido.
Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a nadie mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo:
«Te llenaré de bendiciones
y te multiplicaré abundantemente»;
y así, perseverando, alcanzó lo prometido.
Los hombres juran por alguien mayor, y, con la garantía del juramento, queda zanjada toda discusión.
De la misma manera, queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la inmutabilidad de su designio, se comprometió con juramento, para que por dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, cobremos ánimos y fuerza los que buscamos refugio en él, aferrándonos a la esperanza que tenemos delante. La cual es para nosotros como anda del alma, segura y firme, que penetra más allá de la cortina, donde entró, como precursor, por nosotros, Jesús, Sumo Sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec.
Palabra de Dios
Salmo
R/. El Señor recuerda siempre su alianza.
V/. Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
V/. Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza. R/.
V/. Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza.
Su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre. R/.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28
Un sábado Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le preguntaron: “¿Por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado?”
Él les respondió: “¿No han leído acaso lo que hizo David una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros”.
Luego añadió Jesús: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesucristo conoce el corazón de sus apóstoles, conoce el corazón de cada persona que lo ama y lo sigue. Él conoce mi corazón. Jesús no juzga como los hombres; no se deja llevar por las apariencias externas. Jesús ve el corazón de los apóstoles. Ve más allá del acto que están haciendo. Ve sus intenciones. Ve su amor. Sabe que no hay maldad en lo que hacen.
De la misma forma. Él ve mi corazón. Lo conoce. Sabe las luchas y batallas que hay en él. Conoce el gran deseo que tengo de amarlo y hacer su voluntad. Conoce, también, mis debilidades, mis fragilidades, mis pecados, mis heridas. Jesús me ama tal como soy. No siente vergüenza de mis caídas. No se asusta de mis defectos.
Cristo me ama tal como soy. Él ha escogido amarme, no porque soy perfecto sino porque soy débil, porque se siente atraído por mi debilidad, porque quiere infundirme fuerzas, porque quiere estar a mi lado en la batalla. Cristo quiere estar conmigo, incluso en los momentos de debilidad, cuando caigo. Quiere repetirme aquello que le dijo a san Pablo: «te basta mi gracia».
Él amor de Cristo sobrepasa cualquier defecto, cualquier pecado. Su amor es más grande que mi pecado. Su gracia es más fuerte que mi debilidad. Él me ama porque conoce mi corazón y sabe que no hay maldad en él. Sabe que soy débil, pero eso no lo aleja, sino que lo hace acercarse más y más a mí, para consolarme, para seguirme amando.
«Sondéame, oh Dios, conoce mi corazón, examíname, conoce mis desvelos. Que mi camino no acabe mal, guíame por el camino eterno.» Sal139, 23-24
«La renovación supone sacrificio y valentía, no para considerarse mejores o más pulcros, sino para responder mejor al llamado del Señor. El Señor del sábado, la razón de ser de todos nuestros mandatos y prescripciones, nos invita a ponderar lo normativo cuando está en juego el seguimiento; cuando sus llagas abiertas, su clamor de hambre y sed de justicia nos interpelan y nos imponen respuestas nuevas»
(Homilía SS Francisco, 9 de septiembre de 2017)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer una pequeña oración en algún momento del día, pidiendo a Jesús que me ayude a creer en su amor por mí.