Lecturas del Jueves de la 3ª semana de Cuaresma
Primera lectura
ESTO dice el Señor:
«Esta fue la orden que di a mi pueblo:
“Escuchad mi voz, Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. Seguid el camino que os señalo, y todo os irá bien”.
Pero no escucharon ni hicieron caso. Al contrario, caminaron según sus ideas, según la maldad de su obstinado corazón. Me dieron la espalda y no la cara.
Desde que salieron vuestros padres de Egipto hasta hoy, os envié a mis siervos, los profetas, un día tras otro; pero no me escucharon ni me hicieron caso. Al contrario, endurecieron la cerviz y fueron peores que sus padres.
Ya puedes repetirles este discurso, seguro que no te escucharán; ya puedes gritarles, seguro que no te responderán. Aun así les dirás:
“Esta es la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios, y no quiso escarmentar. Ha desaparecido la sinceridad, se la han arrancado de la boca”».
Palabra de Dios
Salmo
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón»
V/. Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
V/. Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.
V/. Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, dame la gracia de poder estar contigo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 14-23
En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero algunos decían: “Éste expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: “Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Belzebú. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan lo hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hace unos años atrás un compañero me estaba enseñando a soldar. Todo era sencillo cuando él estaba allí, los metales se unían y mis ojos quedaban bien, pero cuando me quedaba solo, era imposible para mí soldar los metales y mis ojos me ardían mucho. Jesús nos dice que quién no esté con Él en la recolecta desparrama la cosecha. Esto me recuerda como yo necesitaba al hermano para poder soldar bien, yo necesitaba a mi mentor.
Cristo es mi mentor y mis soldaduras son mis obras cristianas, porque yo no puedo hacer obras de caridad sin Cristo, jamás las podré hacer si mi corazón está alejado de Dios. Hay una verdad que me debe de llenar de confianza y es que Cristo, mi mentor, nunca me abandonará, que Cristo siempre estará conmigo, y esta consciencia me ayudará que no desparrame en la cosecha, que no falle en el amar.
No ese amor como el de los fariseos que se creían capaces de hacer todo por Dios sin necesidad de Él. Por eso ellos no pudieron ver a Dios, no pudieron ver a Jesús como lo que es, el mentor del amor, mi Dios, nuestro Dios. Seamos unos que caminan con Él, que aman con Él, que somos cristianos solamente con Él.
Que en esta Cuaresma dejemos que nuestro corazón se prepare para Dios con la ayuda de su compañía, que sea Él y sólo Él quien nos enseñe a amar con nuestras obras cristianas. Dejemos que el mentor del amor transforme nuestro corazón.
«Jesús estaba cerca de la gente, estaba en medio de la gente y la misma gente, no le dejaba que se fuera. El Señor no tenía alergia a la gente: tocar a los leprosos, los enfermos no le daban repulsión. Y este ser cercano a la gente, da autoridad. La comparación con los doctores, escribas y sacerdotes es evidente: estos se alejaban de la gente, en su corazón despreciaban a la gente, la pobre gente, ignorante, amaban distinguirse, paseando “n las plazas bien vestidos, con la túnica de lujo. Ellos tenían una psicología clerical: enseñaban con una autoridad clerical. Jesús en cambio estaba cerquísima de la gente y eso le daba autoridad».
(Homilía de S.S. Francisco, 10 de enero de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy haré una obra de caridad con la consciencia de que Cristo está junto a mí.