Lecturas del Fiesta de San Andrés apostol
Primera lectura
Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»
Palabra de Dios
Salmo
R/. A toda la tierra alcanza su pregón
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, dame tu luz para ver tu llamado, dame tu fuerza para seguirlo, dame tu determinación para dejarlo todo por ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Los pobres pescadores hoy reciben la oferta de su vida. Tienen frente a sí una oportunidad que les cambiará para siempre. Ellos se dedican a pescar cada día, siguiendo, casi como un ritual, los mismos gestos antes de lanzar una red. Sin embargo, este día es diferente porque ahora quién ha lanzado la red es otro. Ellos se ven de repente envueltos por esa red de amor que les ofrece todo, pero pide su determinación para seguirle.
La única distancia que los separa de su vida ordinaria y seguir al maestro son esas redes aún húmedas, sostenidas por sus manos. Las redes precisamente se “enredan” en los dedos, los brazos y hasta los pies. Todo se decide en esas redes y se puede resumir en una pregunta: “¿Me las quedo o mejor las cambio por las redes para ser pescador de hombres?”.
Jesús nos llama cada día a seguirlo, a vivir el Evangelio hasta la última consecuencia. Nos invita a que sus criterios sean nuestros criterios. Sin embargo, para estar disponibles y seguirlo, debemos soltar las redes que nos atan a la vida antigua donde el Amor no es el mayor precepto.
Hoy es un buen día para dejar las redes de peces para tomar las de hombres.
«Nosotros, cristianos de hoy en día, tenemos la alegría de proclamar y testimoniar nuestra fe, porque hubo ese primer anuncio, porque existieron esos hombres humildes y valientes que respondieron generosamente a la llamada de Jesús. A orillas del lago, en una tierra impensable, nació la primera comunidad de discípulos de Cristo. Que la conciencia de estos inicios suscite en nosotros el deseo de llevar la palabra, el amor y la ternura de Jesús a todo contexto, incluso a aquel más dificultoso y resistente. ¡Llevar la Palabra a todas las periferias! Todos los espacios del vivir humano son terreno al que arrojar las semillas del Evangelio, para que dé frutos de salvación». (S.S. Francisco, Angelus, 22 de enero de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En este día, cuando tenga la oportunidad de hacer algo que no me agrade tanto, pero es un servicio para los demás, voy a aceptar hacerlo como preparación para dejar las redes que me impiden seguir a Cristo y dar testimonio de una vida cristiana plena.