Lecturas del Domingo 6º de Pascua – Ciclo B
Primera lectura
Cuando iba a entrar Pedro, salió Cornelio a su encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje, pero Pedro lo alzó, diciendo: «Levántate, que soy un hombre como tú.»
Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.»
Todavía estaba hablando Pedro, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que habían venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles.
Pedro añadió: «¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?»
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Le rogaron que se quedara unos días con ellos.
Palabra de Dios
Salmo
R/. El Señor revela a las naciones su salvación
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera,
gritad, vitoread, tocad. R/.
Segunda lectura
Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Palabra de Dios
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, Tú que estás presente en mi vida como la fuente y eres quien me mantiene en pie. te pido que me ayudes a seguir viendo tu amor porque así puedo seguir amándote. Te pido que me concedas la gracia de sentirme verdaderamente tu amigo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, Jesús dijo sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Dios se hace presente en nuestras vidas a través de sus mandamientos, pero primero necesitamos aprender qué son sus mandamientos, hay que entenderlos bien. Todos conocemos los diez mandamientos que le dio Dios a Moisés en el monte Sinaí y, más allá de que se asemejen a reglas para la convivencia social en un pueblo específico, a la base está un mandamiento que por muchos años estuvo escondido. No fue hasta que Jesús nos lo reveló que nos dimos cuenta de qué van los mandamientos. Creo que no nos habíamos dado cuenta porque éramos ciegos y no reconocíamos qué significa cumplir los mandamientos.
Dios nos hace sus amigos al revelarnos el mensaje central de su predicación y de su vida. Me gusta pensar este cambio de no saber lo que el Señor hace, a convertirse en sus amigos, como cuando dos personas se quieres y se declaran su amor. Llega el momento de pedir la mano de la amada, y cuando ella acepta, se convierte en lo que el novio quiere, su novia. Por sus palabras (y hechos) logra hacer real algo que tenía en la mente y, sobre todo, en el corazón. Así es con Dios, pero aún más real porque la palabra de Dios es viva y eficaz transformando los corazones de los hombres. Cuando nos llama amigos esto se hace real y no solo es «un decir», sino sucede. Dios, que creó el mundo con su palabra, ahora te hace su amigo. Solo queda que tú aceptes su invitación.
Pídele al Señor que no seas ciego ante su gran amor y que empieces a ver que, cumplir los mandamientos, es una forma de amar y este amor nos libera de las ataduras del pecado. Y como nadie quiere ser esclavo, es una gran invitación a ser verdaderamente humano.
«La ternura es la señal propia de la presencia de Jesús. Ese acercarse al prójimo para caminar, para sanar, para ayudar, para sacrificarse por el otro. Así es importante esa normalidad del Reino de Dios: que el pan llegue a todos, que la organización social se base en el contribuir, compartir y distribuir, con ternura, no en el poseer, excluir y acumular. ¡Porque al final de la vida no llevaremos nada a la otra vida!»
(Audiencia de S.S. Francisco, 30 de septiembre de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pasar tiempo con mis padres en acción de gracias por todo lo que me han dado, su vida y la mía. Si ya murieron o es imposible visitarlos, hacer una oración especial por ellos.