Lecturas de hoy Viernes de la 31ª semana del Tiempo Ordinario
Primera lectura
Respecto a vosotros, hermanos, yo personalmente estoy convencido de que rebosáis buena voluntad y de que os sobra saber para aconsejaros unos a otros. A pesar de eso, para traeros a la memoria lo que ya sabéis, os he escrito, a veces propasándome un poco. Me da pie el don recibido de Dios, que me hace ministro de Cristo Jesús para con los gentiles: mi accion sacra consiste en anunciar la buena noticia de Dios, para que la ofrenda de los gentiles, consagrada por el Espíritu Santo, agrade a Dios. Como cristiano, pongo mi orgullo en lo que a Dios se refiere. Sería presunción hablar de algo que no fuera lo que Cristo hace por mi medio para que los gentiles respondan a la fe, con mis palabras y acciones, con la fuerza de señales y prodigios, con la fuerza del Espíritu Santo. Tanto, que en todas direcciones, a partir de Jerusalén y llegando hasta la Iliria, lo he dejado todo lleno del Evangelio de Cristo. Eso sí, para mí es cuestión de amor propio no anunciar el Evangelio más que donde no se ha pronunciado aún el nombre de Cristo; en vez de construir sobre cimiento ajeno, hago lo que dice la Escritura: «Los que no tenían noticia lo verán, los que no habían oído hablar comprenderán.»
Palabra de Dios
Salmo
R/. El Señor revela a las naciones su victoria
Cantad al Señor un cántico nuevo
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Tú que eres nuestro Salvador, ayúdanos que tus obras nos iluminen. Que tu luz nos llene y que, como buenos hijos, imitemos tu obrar.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: «¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido». El administrador se puso a echar sus cálculos: «¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa». Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo dijo al primero: «¿Cuánto debes a mi amo?». Éste respondió: «Cien barriles de aceite». Él le dijo: «Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta». Luego dijo a otro: «Y tú, ¿cuánto debes?». Él contestó: «Cien fanegas de trigo». Le dijo: «Aquí está tu recibo, escribe ochenta». Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En este Evangelio Jesús no está exaltando el mal obrar del administrador, pues su obrar es malo al seguir robando de los bienes de su amo. Lo que Jesús resalta de este administrador es la manera tan astuta en la que obró para poder seguir ganándose la vida.
Por otra parte, Jesús nos hace una invitación para también ser astutos en nuestro obrar, pues es necesario, pero siempre obrando el bien. He allí la invitación de Jesús que nos invita a no dejarnos vencer por el príncipe de este mundo, sino a luchar por el Reino al que pertenecemos que es el Reino de la luz, el Reino de Cristo, del cual formamos parte. Astucia no es sinónimo de inmoralidad, de una labor poco ética. Astucia para obrar inteligentemente por el Reino de Cristo.
«Ser hijo nos permite descubrir la dimensión más gratuita del amor, que jamás deja de sorprendernos. Es la belleza de ser amados antes». (S.S. Francisco, Audiencia general, Miércoles 11 de febrero de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Señor que mi vida sea tu vida y que mi obrar sea el tuyo, por eso me propongo ofrecer mi día para vivirlo como Tú lo vivirías, obrar todo con amor y amar a los demás sin medida.