Lecturas de hoy Viernes de la 27ª semana del Tiempo Ordinario
Primera lectura
Comprended de una vez que hijos de Abrahán son los hombres de fe. Además, la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, le adelantó a Abrahán la buena noticia: «Por ti serán benditas todas las naciones.» Así que son los hombres de fe los que reciben la bendición con Abrahán, el fiel. En cambio, los que se apoyan en la observancia de la ley tienen encima una maldición, porque dice la Escritura: «Maldito el que no cumple todo lo escrito en el libro de la ley.» Que en base a la ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque lo que está dicho es que «el justo vivirá por su fe», y la ley no arranca de la fe, sino que «el que la cumple vivirá por ella.» Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros un maldito, porque dice la Escritura: «Maldito todo el que cuelga de un árbol.» Esto sucedió para que, por medio de Jesucristo, la bendición de Abrahán alcanzase a los gentiles, y por la fe recibiéramos el Espíritu prometido.
Palabra de Dios
Salmo
R/. El Señor recuerda siempre su alianza
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R/.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Concédeme, Señor, el don de poder discernir qué es lo mejor para mi vida; que ante las mentiras que pueda escuchar, y hasta creerme, no deje de confiar en Ti porque me has mostrado un amor infinito. Te pido me ilumines para conocer mis anhelos más profundos y que te deje entrar en mi vida cada día más.
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 15-26
En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: “Éste expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: “Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muchas veces los que siguen a Cristo pueden perder credibilidad porque al demonio no le gusta que se hagan famosos y que, a fin de cuentas, sean testigos del poder de Dios, por lo que él buscará cualquier medio para desacreditarlos. Su mayor arma es la mentira y qué mayor mentira que decir que Dios no es Dios sino un espíritu inmundo. Claramente no hay persona tan mala que concuerde con el demonio, pero, siendo una creatura muy astuta, puede convencer a la gente de que el Dios que siguen es un impostor, que no es verdad sino una mentira.
En nuestra vida cristiana nos enfrentamos a la decisión más importante, ¿de qué lado estaremos? El estar con Cristo no es fácil y nos puede tomar muchas dificultades, pero al final, cuando nos examinen del amor, podremos decir que hemos vivido una vida plena en Dios. Del lado del demonio puede verse más apetitoso, pero debemos recordar que esos bienes que nos propone son pasajeros y que todo está basado en una mentira bien disfrazada. En este ir de lado a lado en nuestra vida nos podemos poner a pensar cada día de qué lado hemos estado más. Cada acción que hacemos no es indiferente a la lucha espiritual que desde nuestro bautismo empieza, el que no carga con Cristo desparrama. Y tú, ¿estás con Cristo o contra Él?
«En Saulo la religión se había transformado en ideología: ideología religiosa, ideología social, ideología política. Sólo después de ser transformado por Cristo enseñará que la verdadera batalla “no es contra la carne y la sangre, sino contra […] los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal”. Enseñará que no debemos luchar contra las personas, sino contra el mal que inspira sus acciones. La condición de rabia ―porque Saulo estaba rabioso― y de conflicto de Saulo invita a que cada uno se pregunte: ¿Cómo vivo mi vida de fe? ¿Salgo al encuentro de los demás o estoy en contra de ellos? ¿Pertenezco a la Iglesia universal (buenos y malos, todos) o tengo una ideología selectiva? ¿Adoro a Dios o adoro las fórmulas dogmáticas? ¿Cómo es mi vida religiosa? ¿La fe en Dios que profeso me hace amigable u hostil a los que son diferentes a mí?»
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de octubre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Santificar mi casa con agua bendita para pedirle a Dios que llene la vida de mi familia.