Lecturas de hoy Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Primera lectura
Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre: «¿Dónde estás?»
Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.»
El Señor le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»
Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.»
El Señor dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?»
Ella respondió: «La serpiente me engañó, y comí.»
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.»
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
Palabra de Dios
Salmo
R/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Hoy que se celebra una de las fiestas más bellas, la Inmaculada Concepción, no es solo la fiesta de la Madre sino de la Misericordia de Dios. Por eso cierro mis ojos y te pido, María, que me ayudes a contemplar las misericordias de Dios para conmigo; para aprender a contemplar el paso de Dios por mi vida. Inicio este momento de oración con el Ave María, pidiendo al Espíritu Santo que more en mí como lo hizo en ti para que logre ser verdadero hijo tuyo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Al oír estas palabras ella se preocupó mucho y se preguntaba que quería decir semejante saludo.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
María dijo entonces al ángel: «¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios». María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
María es el ejemplo vivo del amor de Dios para todo nosotros. La fiesta que celebramos hoy, es de la Inmaculada, la limpia, la toda pura, aquella que, por los méritos de su Hijo, nuestro Señor, Dios quiso preservar de todas aquellas ataduras del pecado original. Esta es la fiesta de la esperanza que nos recuerda que Dios no se ha olvidado de su pueblo, y que es tanto el amor que tiene por nosotros, que ha querido preservar de toda mancha a aquella que será su sagrario.
Contempla como en este pasaje evangélico el Arcángel saluda a María con tan hermoso anuncio, mira con cuánto amor y delicadeza aquella joven recibe ese mensaje, con qué sencillez responde a la llamada de Dios. María, por su obediencia, nos abre las puertas de la salvación; ella es la nueva Eva que nos trae al nuevo Adán.
La fiesta de la Inmaculada nos invita a estar atentos y a tener siempre nuestra esperanza puesta en Dios.
«Deseo, pues, que cada uno de vosotros viva su servicio siguiendo el ejemplo de María, “la esclava del Señor”. Un estilo mariano, un estilo que será de gran beneficio para la teología, para la Iglesia y para vosotros. Podríamos preguntarnos: ¿la Mariología, hoy, sirve a la Iglesia y al mundo? Obviamente, la respuesta es sí. Ir a la escuela de María es ir a una escuela de fe y de vida. Ella, maestra porque discípula, enseña bien el alfabeto de la vida humana y cristiana. Pero también hay otro aspecto, vinculado a la actualidad. Vivimos en el tiempo del Concilio Vaticano II. Ningún otro concilio en la historia ha dado a la Mariología tanto espacio como el que le ha dedicado el Capítulo VIII de Lumen gentium, que concluye y en cierto sentido compendia toda la Constitución dogmática sobre la Iglesia. Esto nos dice que los tiempos que vivimos son tiempos de María. Pero necesitamos redescubrir a Nuestra Señora desde la perspectiva del Concilio. Así como el Concilio sacó de nuevo a la luz la belleza de la Iglesia volviendo a las fuentes y limpiando el polvo que se había depositado sobre ella a lo largo de los siglos, así las maravillas de María se pueden redescubrir mejor yendo al corazón de su misterio. Allí surgen dos elementos, bien destacados por la Escritura: ella es madre y mujer. También la Iglesia es madre y mujer.»
(Audiencia de S.S. Francisco, 24 de octubre de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, en un momento del día, compartiré con alguien las maravillas que Dios ha realizado en mi vida; además, rezaré el Ave María con el sentido de saludarla a Ella, pero con el fin de contemplar el Amor que Dios ha tenido para conmigo.