Lecturas de hoy San Marcos evangelista
Primera lectura
Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en él todo vuestro agobio, que él se interesa por vosotros. Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén. Os he escrito esta breve carta por mano de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y atestiguaros que ésta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos en ella. Os saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi hijo. Saludaos entre vosotros con el beso del amor fraterno. Paz a todos vosotros, los cristianos.
Palabra de Dios
Salmo
R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R/.
El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios
Señor, mi vida es un constante caminar entre actividades y responsabilidades. El ritmo del día a día me dificulta encontrar alguna pausa para orar. Hoy, sin embargo, en este momento quiero detenerme. Estos minutos serán únicamente para estar en la presencia de mi Dios –pues Tú eres, finalmente, la única razón de nuestras vidas. Concédeme escuchar lo que hoy me quieres decir. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”. El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Cómo comprender estas palabras, Señor?, ¿andar por todo el mundo predicando el Evangelio? Quisiéramos entender cuál es el camino que debemos recorrer para proclamar el Evangelio. «Ir por todo el mundo», «a toda criatura», ¿no es demasiado para mí? Soy una persona limitada y pequeña. Me muevo constantemente en el mismo círculo. Y podría encontrar más de una dificultad en ese «salir» a predicar. ¿Cuál es el camino que quieres que recorra?, ¿cuál es tu camino, Señor?
Para proclamar auténticamente el Evangelio, el primer paso es el enamorarse. Es más, no es tan sólo el primer paso, sino aquel paso del caminar que nunca puede faltar. Cuánto encandece a nuestra alma el pasar un tiempo a solas con el Señor. Convivir con Él y «gastar» el tiempo a su lado, «perder» mi tiempo frente a Cristo Eucaristía, frente a mi Señor y Dios que tanto me ama. Contemplarlo en la cruz, contemplar su amor y agradecérselo. Maravillarme ante un amor tan grande. Aceptar la bendición que Dios nos hizo al entregarse por nosotros en la cruz. Contemplar con gratitud su presencia real en la Eucaristía. Agradecer, enamorarme y pedir la gracia de amarlo siempre más.
Y entonces la buena nueva, el Evangelio, la hermosa noticia, adquiere el sentido de urgencia, de apremio, de anhelo y de pasión por anunciar el camino, la verdad, la vida, la única felicidad.
Y como aquel enamorado, que nunca pierde ocasión para pensar en su querida, así igualmente yo, aunque la mayoría de las veces siga presente en el mismo ambiente, en el mismo círculo o las mismas circunstancias, puedo vivir cada día con un nuevo anhelo e ilusión. Soy una persona limitada, pero tengo ciertamente al menos un instante tras otro para amar. Soy una persona pequeña y, sin embargo, tengo al menos un lugar concreto donde puedo ser tu testimonio. Soy una persona que difícilmente podrá salir frecuentemente a predicar, pero con seguridad puedo comenzar persona por persona. Tengo, en fin, un acto tras otro donde puedo amar porque « el Señor actuaba con ellos», y ése es mi mayor consuelo: saber que te tengo a mi lado en este caminar.
Éste es mi deseo, Señor: el de proclamar tu Evangelio cada día. Hazme enamorarme con pasión por ti, y dame el valor de salir de mí, para proclamarte con mi vida en cada instante.
«La relación con Jesús resucitado es la «atmósfera» en la cual vive el cristiano y en la que se encuentra la fuerza para permanecer fiel al Evangelio, incluso en medio de obstáculos e incomprensiones».
(De la homilía de S.S. Francisco, 17 de mayo de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ofreceré mis actividades por una intención en particular, y te preguntaré, Señor, ¿cómo obrarías Tú en este instante?, ¿con qué amor te entregarías Tú?