Lecturas de hoy Miércoles de la 8ª semana del Tiempo Ordinario
Primera lectura
Sálvanos, Dios del universo, infunde tu terror a todas las naciones, para que sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay Dios fuera de ti. Renueva los prodigios, repite los portentos. Reúne a todas las tribus de Jacob y dales su heredad como antiguamente. Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre, de Israel, a quien nombraste tu primogénito; ten compasión de tu ciudad santa, de Jerusalén, lugar de tu reposo. Llena a Sión de tu majestad, y al templo, de tu gloria. Da una prueba de tus obras antiguas, cumple las profecías por el honor de tu nombre, recompensa a los que esperan en ti y saca veraces a tus profetas, escucha la súplica de tus siervos, por amor a tu pueblo, y reconozcan los confines del orbe que tú eres Dios eterno.
Palabra de Dios
Salmo
R/. Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.
Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte. R/.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo,
ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas
de generación en generación. R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, quiero tener un momento a solas contigo, porque es en esos momentos cuando me rebelas realmente quién eres. No quiero estar contigo sólo por lo que me das, quiero amarte desinteresadamente y, así, poder amar a todos por igual. Tantas veces me busco a mí mismo, Señor, pero en estos momentos quiero buscarte sólo a Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 32-45
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban camino de Jerusalén y Jesús se les iba adelantando. Los discípulos estaban sorprendidos y la gente que lo seguía tenía miedo. Él se llevó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: “Ya ven que nos estamos dirigiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; van a condenarlo a muerte y a entregarlo a los paganos; se van a burlar de Él, van a escupirlo, a azotarlo y a matarlo; pero al tercer día resucitará”.
Entonces se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte”. Él les dijo: “¿Qué es lo que desean?” Le respondieron: ‘Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús les replicó: “No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?” Le respondieron: “Sí podemos”. Y Jesús les dijo: “Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado”.
Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió entonces a los Doce y les dijo: “Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cristo conoce hasta lo más íntimo de nuestro corazón, sabe cuáles son nuestros deseos y anhelos, qué es lo que buscamos en cada momento, sabe lo que le vamos a pedir. Y muchas veces eso que buscamos no es más que terrenal, que tiene límite de tiempo, que pertenece a este mundo. No nos podemos imaginar lo que piensa cuando escucha nuestras peticiones, pues son según nuestros criterios.
Tenemos que estar seguros de que Dios siempre está actuando en nuestra vida, nos escucha en todo momento, sea cual sea nuestra petición, pero nuestro error está en siempre pedir según nuestra voluntad y no confiando en el plan que Él tiene para nosotros. Nada sucede por casualidad, todo lo que vivimos está dentro de los ojos de Dios, y es Él quien permite cada instante de nuestra vida. No nos frustremos si pensamos que no nos escucha y que no nos da lo que le pedimos, debemos dejar que sea Él quien obre con libertad en nosotros, en el momento que Él quiera y de la manera que Él quiera.
La espera en la voluntad de Dios a veces puede ser larga, podemos no entenderla o verla diferente a nuestra idea, pero es sin duda la voluntad divina que, a veces, implica cruz, claro que sí, pero es una cruz por amor. Amar a Dios implica entrega total de nuestra propia vida, no nos pertenece, sino que es de Él. Y si Él se da por completo a nosotros, cómo no podemos nosotros dejar simplemente nuestra vida en sus manos. Que sea cada instante de la vida una oportunidad para entregársela a Dios.
«Pensar en vuestra minoridad. Esta es una elección difícil porque se opone a la lógica del mundo que busca el éxito a cualquier costo, desea ocupar los primeros lugares, ser considerados como señores. Francisco os pide que seáis menores siguiendo el ejemplo de Jesús, que no vino para ser servido sino para servir y que nos dice: “El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será el esclavo de todos”. Que esta sea vuestra única ambición: ser siervos, servir los unos a los otros. Así vivida, vuestra existencia será una profecía en este mundo donde la ambición de poder es una gran tentación.»
(Discurso de S.S. Francisco, 17 de junio de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación
Propongo hacer un esfuerzo mayor en buscar cómo ayudar a los demás, especialmente a los que más me cuesta pues en todos vives Tú.