Lecturas de hoy 7 de Enero. Feria de Navidad
Primera lectura
Cuanto pedimos lo recibimos de Dios, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio. Queridos: no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo. Podréis conocer en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios: es del Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo. Vosotros, hijos míos, sois de Dios y lo habéis vencido. Pues el que está en vosotros es más que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios nos escucha, quien no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.
Palabra de Dios
Salmo
R/. Te daré en herencia las naciones
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra.» R/.
Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando. R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Tú conoces mi miseria, sabes cuánto necesito de tu gracia; estoy oprimido por muchas cosas, me siento ciego en muchos aspectos y quiero proclamar tus maravillas. Te pido que me des tu gracia para sentirme el hijo o hija amado(a) que soy y así pueda manifestar a los demás quién eres para mí.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 4, 14-22
En aquel tiempo, con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región.
Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito:
El espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: «Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír».
Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Todos tenemos ese alguien que el solo hecho de verlo nos causa gran alegría, esa persona que nos hace sentir en casa cada vez que estamos con él o ella; cuando la escuchamos, algo palpita en nosotros a mil por hora.
Jesús se nos presenta como una de estas personas. Por el hecho de existir, nos causa gran alegría y nos da una razón para vivir más profundamente nuestra libertad. Comunicando su mensaje de salvación, nos ayuda a ver más allá de nuestras miserias terrenas porque no estamos hechos sólo para este mundo sino para algo que trasciende el espacio y el tiempo: la vida eterna. Uno de los puntos centrales de la «Buena Noticia» es la libertad como capacidad del hombre de hacer lo que más le ayude en su vida, buscando siempre su bien más profundo. Esta libertad puede decaer y convertirse en un «haz lo que quieras»; por eso Jesús viene al mundo para redimir nuestra libertad y mostrar cómo vivir de acuerdo a quienes somos, hijos amados del Padre.
Jesús es esa Persona especial que el Padre ha ungido con un aceite que no se acaba, desde toda la eternidad. Este aceite es su amor. Dios Padre también nos unge con este aceite especial y nos da la gracia de compartirlo con los demás para que puedan ver quiénes somos en lo más profundo.
Dios nos ama, y de esta certeza surgen los frutos de curación, escucha atenta, adoración. El aceite nos hace especiales delante de Dios porque nos marca para que todos reconozcan quién los ha amado, los ama y los amará inmensamente. Sólo debemos dejarnos penetrar por el amor de Dios.
«Jesús revela el ahora de Dios que sale a nuestro encuentro para convocarnos también a tomar parte en su ahora de “llevar la Buena Noticia a los pobres, la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, dar libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia en el Señor”. Es el ahora de Dios que con Jesús se hace presente, se hace rostro, carne, amor de misericordia que no espera situaciones ideales, situaciones perfectas para su manifestación, ni acepta excusas para su realización. Él es el tiempo de Dios que hace justa y oportuna cada situación y cada espacio. En Jesús se inicia y se hace vida el futuro prometido.»
(Homilía de S.S. Francisco, 27 de enero de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Visitar un enfermo y comentarle mi experiencia del amor de Dios.