¡HAZLO BIEN!
Puede que sea necesario gastar cinco minutos más, que haya llegado la hora de cerrar y que vivas muy lejos; es posible que creas que cosas más importantes te están obligando a correr; puede ser que sea más fácil (y más vergonzoso también) hacerlo mal hecho. Pero… tómate todo el tiempo necesario para que quede bien.
Una cosa que se ha hecho bien, se ha hecho para siempre. Requerirá hoy más tiempo, tal vez; pero menos molestias mañana.
Por propia estimación debe pensarse que todo aquello que vale la pena hacerse, vale la pena hacerlo bien.
Autenticidad quiere decir aceptar vuestra condición de sacerdotes para siempre y sin reservas una condición con la que habéis soñado cuando erais jóvenes la que os habéis preparado con amor y habéis abrazado con entusiasmo el día en que el obispo y el presbiterio os impusieron las manos. Esta condición de sacerdotes os da una identidad clara y precisa en el seno de la Iglesia y en medio del pueblo de Dios; no hay que diluir esta identidad, ni difuminarla, ni cambiarla con otras identidades. Por el contrario, hay que iluminarla y presentarla a los ojos de todos. En las organizaciones y asociaciones en que prestáis servicio. Uno os equivoquéis, la
Iglesia os quiere sacerdotes, y los laicos con quienes alternáis os quieren sacerdotes y nada más que sacerdotes. La confusión de carismas empobrece la Iglesia; no la enriquece en nada. Sacerdotes: Sed, pues, artífices de comunión en el seno de estas agrupaciones; sed educadores en la fe, testimonios del Absoluto Dios, auténticos apóstoles de Jesucristo, ministros de la vida sacramental, especialmente de la Eucaristía los animadores espirituales que necesitan los laicos, sea para su formación y también para iluminarlos en su compromiso, con frecuencia muy difícil e incluso arriesgado. (13-12-80)
EL HOMBRE PROGRESA, MIENTRAS SE CREE UN NOVATO.