GOTAS DE ESPERANZA
Dos ranas que viajaban alrededor del mundo cayeron un día en un gran jarro de nata. ¡Qué susto! Una de ellas, de espíritu apocado, se encogió desesperada:
«Debe de ser agua envenenada… Nada me salvará…» Se acurrucó y llegó a ahogarse. La otra, más valiente, no quiso rendirse tan fácilmente. «Es una desgracia — dijo para sus adentros—, ¡pero hay que hacer un esfuerzo!» Y empezó a dar golpes con los pies, intentando salir… No lo logró. Siguió remando, moviéndose desesperadamente… En vano.
Sus fuerzas ya se habían agotado; sus patas, cansadas, apenas podían ya moverse… «Ahora… ahora llega mi fin… Ahora me ahogaré…» Y he aquí que siente de improviso que el suelo es algo más sólido y cada vez más consistente bajo sus pies… y al mismo tiempo una bolita de mantequilla se levanta para servirle de apoyo… Con su gesticulación desesperada, había batido mantequilla de la nata. Mediante un esfuerzo sin desmayos, llegó a salvarse del peligro.
¿Sabes qué más te da la fe? Tranquilidad frente a la muerte. Todo en torno nuestro es un continuo empezar y acabarse, nacimiento y muerte. En medio de este continuo perecer, de esta muerte general, nuestra única esperanza es la fe anclada en Dios imperecedero, inmortal; ¡es nuestra religiosidad!