GOTAS DE ESPERANZA
Era en el angora e Atenas; no en el lugar donde los senadores deliberaban acerca de la salvación de la patria, sino en aquel otro lugar en que sofistas embaucadores de todos los tiempos, engañaban al pueblo. Uno de ellos había puesto catedra, y a su alrededor se agrupaban, abierta la boca en pasmo de admiración, unos campesinos desocupados.
El charlatán gritaba: «No dejéis de venir mañana, porque mañana voy a adivinaros todo lo que tenéis en el pensamiento» Al anuncio del prodigio creció la multitud al siguiente día. El miro a todos sonriendo y, burlándose de aquel pueblo en decadencia que de un pueblo de artistas se había trocado en pueblo de mercaderes, les dijo: «Ayer os prometí adivinaros lo que tenéis todos en el pensamiento; voy a hacerlo:
Omnes vos vultis vili emere vendere (Todos estáis pensando en comprar barato y vender caro)»
«Acertó, acertó, decían riéndose.
¡No acertó! contesta san Agustín que es quien lo cuenta, porque allí había muchos que no tenían nada para comprar ni vender. Pero si hubiera dicho: ¡Voy a adivinaros lo que tenéis en el pensamiento: Omnes vos beati esse vultis (Todos vosotros quereis ser dichosos); entonces si que hubiera acertado.