GOTAS DE ESPERANZA
Cuenta un autor sueco que en una calurosa tarde de verano se entabló una ruidosa discusión entre los habitantes del bosque respecto a este problema aterrador:
— ¿Cuál es el sentido de la vida?
— Vivir es cantar —gorjeó un ruiseñor, y lanzó sus trinos.
— ¿Cómo va a ser cantar? —dijo un topo—. Vivir es luchar continuamente contra la oscuridad; en esto consiste la vida.
— Eso sí que no —objetó una mariposa de irisados colores—. Goces y alegrías, ¡eso es la vida!
— No tienes razón —le contestó una abeja diligente—. ¡La vida es trabajo!
— Es verdad —suspiró una hormiga—; más trabajo que alegría.
Desde las alturas se oyó la voz del águila:
— La vida es libertad y poder subir a las alturas azules.
Entonces terminaron en la discusión las p1antas. El esbelto pino dio la razón al águila. La siempreviva fue del parecer de la hormiga. La rosa y el lirio opinaron como la mariposa.
También la nube hizo descender su voz:
— ¡La vida es amargura, llanto y lágrimas!
Los ríos gritaron sin pararse:
— La vida es un continuo perecer, un simple pasar.
Cuando la discusión negaba a su apogeo, comenzó a sonar la campana de pentecostés, y la campana dijo a la selva:
— La vida verdadera es paz y gozo, y fuerza, y alegría, y valor, y fidelidad y pureza, que brotan en el hombre por virtud del Espíritu Santo.