
GOTAS DE ESPERANZA
Una anciana camina jadeante por la calle. Se inclina, levanta un objeto del suelo y lo guarda en el delantal. Al momento se le acerca un guardia y le intima:
— ¿Qué acaba de coger usted?
La mujer le mira asustada, despliega el delantal, muestra un cortante cascote de vidrio y dice:
— Mire usted: por aquí suelen andar niños descalzos; y fácilmente podrían pisar el vidrio y herirse.
¿No sucede algo parecido en muchas ocasiones? Ciertamente, uno de los mayores males es el de que dentro de la sociedad sean en cierto modo policías unos para otros.
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