GOTAS DE ESPERANZA
Cuenta J. Régnier, en Le sens du péché: «Después de una instrucción de semana santa, el primero que llegó al tribunal de la penitencia empezó su acusación con estas palabras: «Padre, yo iba a confesarme, como de costumbre, de las faltas cometidas contra los diez mandamientos, acerca de los cuales me considero no del todo mal; pero veo que mi vida es profundamente egoísta. ¡El pecado está en todas partes!»»
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