GOTAS DE ESPERANZA
El padre De Condrén decía a sus discípulos con frecuencia: «No hay cosa más sublime para el hombre que llegar a ser, merced al bautismo, un templo donde Dios mora; nada hay más importante para el hombre que seguir siendo constantemente el templo donde habita Dios.»
Ante el cuarto del. padre, cierto día un discípulo hizo la genuflexión. Al preguntarle alguien por qué lo hacía, respondió: «No es únicamente el padre De Condrén quien está ahí, es Dios en el padre De Condrén.»
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