Gotas de esperanza
Margarita María Alacoque, después de entrar en religión, preguntó a la madre superiora qué comportamiento había de observar en la oración, y recibió esta respuesta : «Ponga usted su alma ante nuestro Señor como un lienzo blanco sin pintar, y suplíquele que se digne pintar en ella su propia imagen, rasgo por rasgo.»
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