GOTAS DE ESPERANZA
La preocupación de una de las místicas más célebres de nuestro siglo, Teresa Neumann, de Konnersreuth, es el sacerdocio. Por él ora y se sacrifica. Y a cuantos, vacilantes en el cumplimiento de su alta vocación, a ella se acercaron, les devolvió no sólo el entusiasmo primero, sino un aumento de energía.
Son muchos los testigos que han podido comprobar, durante los éxtasis de su pasión; que Teresa distingue sin vacilar la mano ungida en la ordenación de la mano profana.
Pero también en estado natural ha sucedido más de una vez que reconocía a personas consagradas. Un día dijo a un visitante, aparentemente seglar, que le dio la mano:
«Estas manos han llevado ya al Salvador…» La confesión del aludido fue terrible, al declarar ante todos los circunstantes que era realmente sacerdote apóstata, confirmando así que el sacerdocio es imborrable y eterno.