GOTAS DE ESPERANZA
Felipe Melanchthon, el fogoso colaborador de Lutero, consiguió, como experto escritor y sabio de renombre que era, muchos adeptos para la nueva doctrina.
Su madre era una mujer piadosa, adicta antes y después a la Iglesia católica. En su lecho mortuorio, preguntó a su hijo:
—Hijo, dime ahora con toda sinceridad qué fe es la mejor, ¿la nueva o la antigua? Te pido que no me ocultes nada ahora, cuando vaya comparecer pronto ante el tribunal de Dios.
Melanchthon guardó silencio un rato. Finalmente dijo:
— Madre, quédate tú con la antigua. La nueva doctrina es más fácil, pero la católica es más segura.
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