GOTAS DE ESPERANZA
Un hombre había perdido la fe y se le echó encima la incredulidad con todos sus tormentos y problemas. Viajaba de una parte a otra, pero en vano.
Un día llegó a la India, y allí oyó hablar de un viejo sacerdote que, según se decía, resolvía todos los problemas del espíritu. Le visitó.
— Te suplico me indiques el camino para salir de mis terribles dudas —le dijo el viajero.
El viejo hindú le contestó:
— Si llevas siete cosas en tu alma, serás feliz: sé sabio; orienta tus pensamientos hacia lo sublime; sé prudente en el consejo. y firme en el querer; medita antes de obrar, pero luego obra sin titubeos; reúne gran caudal de ciencia, pero no te enorgullezcas de tu saber; conserva tu. corazón blando y piadoso; finalmente, la mayor de las siete cosas —aquí el viejo se puso en pie y volvió la. mirada al cielo—: llénate de respeto para con el Eterno, porque este respeto lo corona todo: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad, temor de Dios.
Nuestro turista meditó atentamente lo que acababa de oír, se acarició la frente como si le cayera una venda de los ojos y luego, como quien deletrea, iba diciendo:
— Sabiduría, consejo, fortaleza… ¡Qué cosa más rara! Todo esto está en el catecismo que aprendí en la escuela.
— Entonces tu catecismo es un gran libro —dijo el hindú—; no tenías necesidad de haber venido a mí.