GOTAS DE ESPERANZA
He visto alguna vez, en un día crudísimo de invierno, uno de esos grandes carros de carbón que pasan por la calle. Sobre los grandes montones de combustible se acurrucan unos hombres que tiemblan de frío. Entonces he pensado en lo triste que es ir sobre una fuente de calor vivificante y estar a punto de morir de frío.
Así mueren de frío tantas almas que no viven la vida de la fe, y que no tendrían más que alargar la mano para calentarse al fuego del amor.
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