CONOCER A MARIA
«MUJER AQUÍ TIENES A TU HIJO»
Te alabo y te glorifico por tu infinita compasión, por lo que eras filialmente «con-sufriente» con tu dolorísima Madre, que en verdad sufría tus pesares como suyos en tus heridas como propias, toda vez que se repetían tus espasmos de atroz dolor, y con maternales ojos veía escurrirse la sangre de tu cuerpo, y oía tu voz que le hablaba a ella.
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