CONOCER A MARIA
MARIA Y EL MISTERIO DE LA ENCARNACION
¡Qué inmensa ternura, admirable dulzura y delicadísimo amor nos invaden al ver a Dios hecho niño, envuelto en pobres pañales y acostado en el estrecho pesebre frente a animales!
¡Que incomprensible humildad, que el Señor de todos los señores se digne convertirse en servidor de servidores! Y esto, Señor y Dios mío, te pareció todavía poco, ya que quisiste llegar a ser mi Padre, tú que eres mi Creador. Hasta te dignaste ser mi Hermano y mi carne en la realidad de la naturaleza humana, aunque sin contraer en lo más mínimo la antigua corrupción.
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