CONOCER A MARIA
A JESÚS CON MARÍA
Si ustedes, hermanos, aman a nuestra Señora, y si desean su ayuda en todas las tribulaciones, deténganse con ella junto a la cruz de Jesús, tomando parte de todo corazón en los padecimientos de ambos, para que ella, en la hora de su muerte, ruegue solícitamente a fin de que se les perdonen sus pecados y sus Efectivamente, el que ruega, recuerda y medita con devoción y frecuencia la pasión del Señor y las lagrimas de su dolorosísima Madre, bien puede esperar en la misericordia de Dios y en la bondad de la Madre y del Hijo, que ellos estén presentes en sus necesidades y lo conforten al momento de morir.
¡Qué dichosa aquella alma que amó en vida a Jesús y a María, y meditó diariamente la dolorosa presencia de ella al lado de la cruz de Jesús! Feliz el religioso que desprecia todos los placeres mundanos y ha elegido a nuestra Señora como Madre consoladora, guardiana y protectora de toda su vida.