CONOCER A MARIA
MARIA Y EL MISTERIO DE LA ENCARNACION
Te bendigo y te agradezco, Señor Jesús, Hijo unigénito del Padre, único engendrado antes de la existencia del mundo, porque de modo inefable y a causa de tu grandísima humildad, te dignaste nacer en un sucio establo y ser colocado por amor a la santa pobreza en un rustico pesebre. Te alabo amadísimo Jesús, por tu advenimiento coronado de luz, por tu glorioso nacimiento de la inmaculada Virgen María, por tu pobreza y por tu humilde adaptación en un pesebre tan pequeño y vil. ¿Quién podría imaginar al Dios altísimo reducido a tanta pequeñez por amor a los hombres? ¿Cuántas gracias no debe tributarte todo el género humano, porque has elegido la estrechez de un pesebre para redimirlo?
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