AGRADECER EN MEDIO DE LAS ESPINAS Y DOLORES
Siempre es alentador encontrarse con testimonios que cuentan cómo a pesar de tantas circunstancias adversas han salido adelante, se han propuesto vencer los obstáculos y las situaciones difíciles, y ahora los vemos caminando triunfantes por la vida, dándole un toque diferente, mucho mejor sazonado y, claro, con una mirada apacible y una existencia llena de realizaciones.
El acostumbrarnos a las cosas y a las personas, el caer en la rutina, ya sea en nuestras relaciones familiares, que muchas veces se hacen tensas, por ese acostumbrarnos a estar juntos, o en el trabajo que vamos a regañadientes. Nos levantamos con tedio, sin ilusión, cansados antes de comenzar nuestra jornada, se ha perdido la novedad y todo se lleva como una gran carga pesada.
Cambia las pequeñas cosas e irás cambiando las grandes, quien hace con ilusión y alegría las cosas pequeñas, hará también las grandes. Muy bien nos decía Jesús: “Quien es fiel en lo poco, lo será en lo grande”. Así es nuestra vida, no dejes empañar tu vida familiar, laboral o estudiantil por el cansancio y las pesadas exigencias de cada día; al levantarte toma unas pastillas de entusiasmo, optimismo y así vive tu día, con una visión renovadora. Aquí les dejo el ejemplo de Rodrigo, un hombre cualquiera, como tú o como yo, pero que siendo pato quejumbroso se ha convertido en un águila que no deja de volar.
Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto, cuando un taxista se acercó. Lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados; el taxista salió del auto, dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi. Le entregó un cartón plastificado y le dijo: yo soy Willy, su chofer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que leyera mi Misión.
Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta: Misión de Willy: “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera mas rápida, segura y económica posible brindándole un ambiente amigable”.
Rodrigo quedó impactado, especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡¡limpio, sin una mancha!!
Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo: “¿Le gustaría un café? Tengo unos termos con café regular y descafeinado”. Rodrigo bromeando le dijo: “No, preferiría un refresco” Willy sonrío y dijo: “No hay problema, tengo un hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja”. Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomaré la Cola dietética”
Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo el periódico del día, Hola, Novedades y Selecciones…”.
Al comenzar el viaje, Willy le pasó a Rodrigo otro cartón plastificado: “Estas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si quiere escuchar la radio”. Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenía el aire acondicionado prendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cuál sería la mejor ruta a su destino a esta hora del día. También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si prefería, lo dejaría solo en sus meditaciones.
“Dime Willy, -le preguntó asombrado Rodrigo- ¿siempre has atendido a tus clientes así?” Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho, solamente los dos últimos dos años. Mis primeros cinco años manejando los gasté, la mayor parte del tiempo, quejándome igual que el resto de los taxistas. Un día escuché en la radio acerca de las actitudes que nos deben acompañar en nuestro trato, ya sea familiar o profesional. El conferencista acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Por cierto, decía que si tú te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá. Él decía: Deja de quejarte. Sé diferente de tu competencia. No seas un pato, sé un águila. Los patos solo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.
“Esto me llegó aquí, en medio de los ojos”, dijo Willy. “Dyer estaba realmente hablando de mi. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces decidí cambiar de actitud y ser un águila. Miré alrededor a los otros taxis y sus choferes… los taxis estaban sucios, los choferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos. Entonces decidí hacer algunos cambios, uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.
“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo.
“Sí, seguro que sí”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila dupliqué mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy, usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservación a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos, consigo un amigo taxista águila confiable para que haga el servicio”.
Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal. Posiblemente haya contado esta historia a más de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.
Willy, el taxista, tomó una diferente alternativa: Él decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos por encima del grupo y comenzó a callar y a volar, para convertirse en un águila.
Recuerda: ES TU DECISIÓN Y CADA VEZ TIENES MENOS TIEMPO PARA TOMARLA
Atentamente,
Un pato dispuesto a ser águila…