GOTAS DE ESPERANZA
Lenhu, después de perder la fe, apenas encuentra palabras para describir la desolación del alma que apostató de Dios. Para tal alma el mundo es como una ciudad muerta, con largas y estrechas calles en las cuales tiene que vagar a tientas.
Así escribe: «Desde que he abandonado el sendero de la fe, he perdido toda la noble alegría del corazón.»
¡Oh, el que cree en Dios, qué vista, qué oídos más distintos tiene!
Share: