Lecturas del Lunes de la 2ª semana de Pascua
Primera lectura
EN aquellos días, Pedro y Juan, puestos en libertad, volvieron a los suyos y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.
Al oírlo, todos invocaron a una a Dios en voz alta, diciendo:
«Señor, tú que hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; tú que por el Espíritu Santo dijiste, por boca de nuestro padre David, tu siervo:
“¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos planean proyectos vanos? Se presentaron los reyes de la tierra, los príncipes conspiraron contra el Señor y contra su Mesías”.
Pues en verdad se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, para realizar cuanto tu mano y tu voluntad habían determinado que debía suceder. Ahora, Señor, fíjate en sus amenazas y concede a tus siervos predicar tu palabra con toda valentía; extiende tu mano para que realicen curaciones, signos y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús».
Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos; los llenó a todos el Espíritu Santo, y predicaban con valentía la palabra de Dios.
Palabra de Dios
Salmo
R/. Dichosos los que se refugian en ti, Señor
¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos planean un fracaso?
Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
«Rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo». R/.
El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
«Yo mismo he establecido a mi Rey
en Sion, mi monte santo». R/.
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo:
te daré en herencia las naciones;
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás con jarro de loza». R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Llego ante ti para hacer esta oración. Me siento frágil, pero con deseo de que me fortalezcas, distraído, pero con el deseo de vencer las distracciones, con pereza, pero con deseo de que mi voluntad se encienda de piedad. Así llego Señor, totalmente vulnerable, pero con un gran deseo de hacer de este espacio lo mismo que Nicodemo, irrumpir en medio de la noche, para que me ilumine tu Palabra.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 3, 1-13
Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él». Jesús le contestó: «Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios». Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?». Jesús le contestó: «Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de nuevo’; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
“Fue a ver a Jesús de noche”. ¿Por qué vas Nicodemo, de noche? Era la noche en el cielo o era la noche de tu alma. ¿Qué rodeaba tu noche Nicodemo? ¿Incertidumbre, dudas, curiosidad, miedo?
Quizá tu mente y tu corazón se convirtieron en un caos oscuro después de escuchar a ese Maestro predicando. Tus certezas y creencias se ponían en juego ante Aquél que enseñaba con autoridad, pero estaba lejos del grupo de los rabinos. Tu noche se estrella ante los signos que le ves hacer y tu corazón intuye que todo eso sólo puede hacerlo quien ha venido de Dios.
Y es precisamente en la noche y en el caos en donde le gusta a Dios hacer todo nuevo. Al caos que existía antes de la creación envió su Espíritu Creador y comenzó a existir todo, al caos de tu corazón, le anuncia que sólo quien se abre al Espíritu renacerá a la nueva alianza, a la nueva creación.
Grande encuentro con Dios aun siendo de noche.
Yo también quiero mostrarte mi oscuridad y mi caos, quiero aprender a rezar de noche. Lejos de alejarme, salir a buscarte y expresarte mis dudas y preguntas, mis perplejidades y confusiones. Porque sé que, a mi Dios, le gusta hacer renacer la vida cuando es de noche.
En mi oscuridad interior puedo confiar en que eres capaz de hacer todo nuevo, aún aquello que creo que no tiene remedio, me basta simplemente llegar a tu presencia y decirte con Nicodemo: “Sé que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él” y luego callar y dejar que irrumpa la luz de la Palabra, en mi noche.
«Ser cristiano no es sólo cumplir los mandamientos: hay que cumplirlos, eso es cierto; pero si te detienes ahí, no eres un buen cristiano. Ser un buen cristiano es dejar que el Espíritu entre en ti y te lleve, te lleve donde quiera. En nuestra vida cristiana muchas veces nos detenemos, como Nicodemo, ante el “por tanto”, no sabemos qué paso dar, no sabemos cómo hacerlo o no tenemos la confianza en Dios para dar este paso y dejar entrar al Espíritu. Nacer de nuevo es dejar que el Espíritu entre en nosotros y que sea el Espíritu quien me guíe y no yo y aquí: libre, con esta libertad del Espíritu que nunca sabrás dónde acabarás». (S.S. Francisco, Homilía del 20 de abril de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Me puedo proponer escuchar con más atención a las personas que se acercan a mí para compartir algo de su vida, una necesidad, un dolor, incluso alguien que creo que es inoportuno. Acoger a ejemplo de Jesús con Nicodemo y ser luz para quien me enseña su oscuridad.