VENCIMIENTO PERSONAL
Entre las intrigas en la corte de Felipe IV, donde los válidos se disputaban el favor del rey, sólo una voz de mujer resuena con el clamor de la verdad.
– ¿Qué hago, sor María?- pregunta el monarca. Y desde el severo claustro franciscano de Ágreda, responde la monja:
– Quien se vence, vence.
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