Lecturas de hoy Jueves de la 6ª semana del Tiempo Ordinario
Primera lectura
DIOS bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles:
«Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra. Todos los animales de la tierra y todas las aves del cielo os temerán y os respetarán; todos los reptiles del suelo y todos los peces del mar están a vuestra disposición. Todo lo que vive y se mueve os servirá de alimento: os lo entrego todo, lo mismo que los vegetales.
Pero no comáis carne con sangre, que es su vida. Pediré cuentas de vuestra sangre, que es vuestra vida; se las pediré a cualquier animal. Y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano.
Quien derrame la sangre de un hombre,
por otro hombre será su sangre derramada;
porque a imagen de Dios hizo él al hombre.
Vosotros sed fecundos y multiplicaos, moveos por la tierra y dominadla».
Dios dijo a Noé y a sus hijos:
«Yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañan, aves, ganados y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Establezco, pues, mi alianza con vosotros:
el diluvio no volverá a destruir criatura alguna ni habrá otro diluvio que devaste la tierra».
Y Dios añadió:
«Esta es la señal de la alianza que establezco con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra».
Palabra de Dios
Salmo
R/. El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra
V/. Los gentiles temerán tu nombre;
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sion,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.
V/. Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/.
V/. Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
Para anunciar en Sion el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor. R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, gracias por este instante. Todo quiero ponerlo en tus manos para dedicarte estos minutos. Como respuesta a tu gracia; para mostrarte que te quiero y en gratitud por todos los dones que voy a recibir hoy.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 8, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos le contestaron: «Algunos dicen que eres Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas». Entonces él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?». Pedro le respondió: «Tú eres el Mesías». Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitará al tercer día. Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: «¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, según los hombres!».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Si alguna vez he llegado a dudar de que el Evangelio es siempre nuevo, es éste un pasaje que me vuelve a sacudir. ¿Acaso no me ocurre que ante la pregunta que nos haces, me encuentro sorprendido una vez más? Alguna vez la habré respondido, quizá incluso varias veces -o por ventura sería ésta la primera vez.
La vida cristiana es tan hermosa cuando se contempla como un siempre nuevo caminar hacia el cielo. Donde no importa qué tan sumido me haya encontrado en mi miseria, o qué tanto me haya olvidado de ti; qué tanto haya sufrido o qué tanto desesperado; qué tanto carcajeado o qué tanto suspirado; cuáles metas alcanzado, cuáles perdido. Porque me encuentre donde me encuentre, siempre vienes nuevamente a interpelarme, porque siempre sigo siendo libre de aceptar tu amor.
Hoy vienes Tú hacia mí, una vez más, te me acercas, me llamas por mi nombre, me dices: ‘Oye, ¿me conoces?… ¿Quién soy para ti?… Y qué nueva me parece la pregunta. Tan nueva que responderla para ti y para mí. Luego me preguntas, ‘¿quién dice el mundo que soy yo?’ Porque si el mundo supiera quién soy… podrían quizá abrirse a mí, abrirse a la experiencia de mi amor.
Es bueno que me sienta sorprendido. Ayúdame a sentirme sorprendido y a remover toda rutina frente a ti, pues quizá pienso que ya te he comprendido; cuando en realidad poco te he experimentado. Y tan poco tal vez, que menos pienso en aquellos que en el mundo quizá nunca lo han hecho.
«Jesús mira a los apóstoles y pregunta una vez más: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Esta es la pregunta más importante, con la que Jesús se dirige directamente a aquellos que lo han seguido, para verificar su fe. Pedro, en nombre de todos, exclama con naturalidad: “Tú eres el Mesías”. Jesús queda impresionado con la fe de Pedro, reconoce que ésta es fruto de una gracia, de una gracia especial de Dios Padre».
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de septiembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Participar en una hora eucarística pidiendo esa fe fuerte que sabe reconocer siempre a su Dios y Señor.