Lecturas de hoy Viernes de la 30ª semana del Tiempo Ordinario
Primera lectura
Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Salmo
R/. Glorifica al Señor, Jerusalén
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.
Oración preparatoria
Señor dame la gracia de entender tu Palabra, de conocer lo que quieres que haga hoy por ti, y así pueda amarte más.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 14, 1-6
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Jesús se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los letrados y fariseos, preguntó:
-¿Es lícito curar los sábados, o no?
Ellos se quedaron callados.
Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y a ellos les dijo:
-Sí a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?
Y se quedaron sin respuesta.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Al leer este pasaje del Evangelio podemos llegar a pensar que estamos delante de una escena preparada por parte de los fariseos, pues ellos invitan a Jesús a comer en sábado y justamente estaba allí una persona Hidropática, es una escena perfecta, casi de película pues de nuevo lo quieren poner a prueba, pero en esta ocasión hay que fijarse en la figura del hombre con Hidropesía. Hoy en día sabemos que la Hidropesía, es la retención de líquidos, y que no es una enfermedad propiamente, sino la condición que se da como síntoma o signo clínico por una enfermedad ya sea del corazón, los riñones, etc.
Ahora bien, tal vez esta persona estaba más que reteniendo líquidos en su cuerpo, tal vez, este hombre estaba reteniendo odios, rencores, inseguridades y tantas cosas que en el día a día podemos ir cargando. Hoy, Jesús nos quiere sanar de esta enfermedad de estar acumulando tantas cosas en nuestro corazón, en nuestro cuerpo. Hoy vayamos a los pies del Señor para que sea Él quien nos cure, nos libere de toda agua estancada que podamos tener y así fluya por nosotros su agua que da vida, el agua que Él prometió darnos: “El que cree en mí, como dice la Escritura: ‘De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva’”.
«Precisamente esta relación con la persona enferma encuentra una fuente inagotable de motivación y de fuerza en la caridad de Cristo, como demuestra el testimonio milenario de hombres y mujeres que se han santificado sirviendo a los enfermos. En efecto, del misterio de la muerte y resurrección de Cristo brota el amor que puede dar un sentido pleno tanto a la condición del paciente como a la de quien cuida de él. El Evangelio lo testimonia muchas veces, mostrando que las curaciones que hacía Jesús nunca son gestos mágicos, sino que siempre son fruto de un encuentro, de una relación interpersonal, en la que al don de Dios que ofrece Jesús le corresponde la fe de quien lo acoge, como resume la palabra que Jesús repite a menudo: “Tu fe te ha salvado”». (S.S. Francisco, Jornada Mundial del Enfermo 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Encomendaré hoy a Dios a mis familiares enfermos, y tendré especial cuidado y atención a ellos si los veo hoy.