PERDON
Pedro Chanel, el futuro mártir de Futuna, iba un día por la calle. Un pillete, para reírse de él, al pasar dio un gran salto en un charco fangoso, de suerte que llenó de salpicaduras de barro hasta la cara de Chanel. Éste, en vez de enfadarse, se volvió hacia el muchacho con la cara llena de barro y le dijo sonriente: «Para castigarte, debería abrazarte».
Share: