
GOTAS DE ESPERANZA
Dice un cuento indio que había una aldea en la que todos eran ciegos. No se sabe cómo, un día entró en la aldea un elefante. Los ciegos habían oído mucho de este animal, pero ninguno se lo podía imaginar. Todos se apiñaron en torno suyo e iban tentándole.
Uno le cogió la trompa y exclamó:
— ¡Interesantísimo! El elefante es como el tronco de un plátano.
Pero otro, que estaba palpando la oreja del animal, le interrumpió en tono de protesta:
— ¡Qué va! El elefante es como el abanico grande de soplar el arroz.
El tercero soltó una carcajada. Acariciaba la cola del elefante y aseguró que el animal se parecía mucho a una serpiente.
El cuarto, que le estaba palpando la pata, afirmó rotundamente que el elefante tiene mucha semejanza con una columna.
¡Ninguno se hubiera equivocado si hubiera tocado al elefante entero!
¿No es eso lo que pasa con la verdad? Cada uno ve una parte de la verdad y se aferra a su opinión creyéndola infalible. ¡Y la verdad hay que verla entera!