
GOTAS DE ESPERANZA
Remaud, senador francés, alquiló para un mes un cuarto en un hotel de Francia y pagó por adelantado. ciento cincuenta francos. El hotelero le preguntó si quería recibo.
— No es necesario —contestó el senador—; basta que lo haya visto Dios.
— Pero ¿cree usted en Dios? —preguntó el hotelero.
— Naturalmente. Y usted también, ¿verdad?
— No, señor; yo no creo.
— ¡Ah! ¿No? Entonces déme usted el recibo.
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